sábado, 28 de noviembre de 2015

NO, EN MI NOMBRE.

Sacado de CSI Arcelor

No en mi nombre.

Estamos viendo y viviendo como meros espectadores de un partido televisado como se lleva a cabo esta negociación del VI Acuerdo Marco, con impotencia y sin tener ni la mera oportunidad de opinar ni de participar, con la extraña sensación de que la partida ya está jugada, y de que todos van con las cartas marcadas de casa.
 Resulta vergonzoso saber que la parte social que va a negociar este acuerdo, quien se supone que debe representar los intereses de los trabajadores, no es el comité de empresa, sino las federaciones sindicales de Madrid. Vamos, lo que viene siendo la casta sindical. Y yo me pregunto: ¿qué podemos esperar de esta vanguardia del proletariado, acomodada y con una estructura sindical corrupta y putrefacta, que tan lejos está de saber cuáles son los problemas reales de nuestros puestos de trabajo, lo que significa trabajar a turnos, lo que representa la bolsa de horas para nosotros y para los cientos de empleos que se generan en los meses de verano? ¿Y qué podemos esperar de la variabilidad? Aceptar cualquier porcentaje, por pequeño que parezca, es ridículo; vincular nuestra nómina a un complejísimo cálculo matemático con múltiples variables en que la empresa siempre nos acaba chupando dinero por muchas ganancias que tenga, es igual que si un campesino deja de alimentar a la xata cuando da menos leche de la previsión que él había hecho. No tiene sentido alguno; bueno sí, exprimir al vulnerable y debilitarlo.
 Habrá que esperar haber qué cuenta la prensa asturiana para tratar de leer entrelíneas por dónde van los tiros, o esperar a que los sindicalistas, todavía con el escozor entre las piernas, vengan a vender el humo que ya nadie se quiere fumar, porque cómo van a negociar luego el convenio si ahora sus cúpulas sindicales les atan las manos.
 Aunque sea triste, a los trabajadores ni se nos pregunta, ni se nos informa, y mucho menos se nos espera. Hay que pensar colectivamente cómo actuar cuando en los últimos tiempos estamos viviendo una devaluación y precarización progresiva de las condiciones laborales; viendo cómo se nos atemoriza: cuando no es el cierre, son las inversiones o la tarifa eléctrica; y ahora cuidado que vienen a comernos los chinos…
 Valió ya de pantomimas. En mi nombre no firméis más pasos atrás, no hipotequéis nuestro futuro. Aceptar hoy la bolsa de horas es encerrarnos en la fábrica el resto de veranos de nuestra vida al 6/2.
Firma:
Cabeza de remache, un obrero por obra y servicio.







No hay comentarios:

Publicar un comentario